Dimitri Itskov el multimillonario ruso tiene como
objetivo en trasferir un cerebro humano vivo a una máquina, uno de los
engendros más espectaculares de la ciencia ficción.
El cyborg es una criatura mitad humana y mitad maquina”
avatar”. Itskov lleva ya 2 años dando forma a sus objetivos con la ayuda de
especialistas en el campo de las interfaces neurales la robótica, los órganos
artificiales y los sistemas. El objetivo final es ambicioso y consiste en
transferir la mente de una persona( o la consciencia de cerebro humano vivo) a
una máquina y lograr que esta mantenga la personalidad y los recuerdos intactos
una vez liberado de la parte física, el cyborg se movería con plena libertad en
el mundo de lo virtual y a través de las redes de comunicación incluyendo
internet.
Según sus promotores el proyecto está basado en 5
principios: espiritualidad, cultura, ética, ciencia y tecnología.
El millonario lo que busca es una “transformación de la
humanidad” para superar las crisis actuales y hacer posible una economía más
productiva, a la vez que un futuro más satisfactorio.
El equipo de científicos esta trabajando en la creación
de un centro de investigación internacional que se centre en estos objetivos.
Incluso celebran un congreso anual, “The Future Global 2045”, para debatir
sobre las tecnologías de la inmortalidad cibernética. El segundo encuentro se
celebrará en Nueva York el 15 y 16 de junio de este año.
Cuatro son las fases para llegar al final. La primera,
Avatar A, se centra en que una persona controle una réplica robótica humana
mediante un interfaz cerebro-máquina. Los expertos dicen que esa tecnología ya
existe hoy en día. El plazo está fijado para el año 2020. Permitirá ampliar la
capacidad para trabajar en entornos peligrosos, realizar operaciones de rescate
o viajes en situaciones extremas. Los componentes del Avatar se podrán usar
para la rehabilitación de pacientes
incapacitados.
El
siguiente paso es Avatar B, con fecha límite en 2025. Supone trasplantar el
cerebro de una persona a punto de morir en un cuerpo artificial. En este caso
la máquina no conservaría emociones del donante. Representa la creación de un
sistema de soporte vital para el cerebro humano vinculado a un robot.
Mantener la personalidad
Pero para 2035, con Avatar C, quedaría solucionado
el problema, pues el trasplante de cerebro conlleva mantener la personalidad.
El éxito de esta fase depende de que se logre un modelo informático de la
conciencia humana para transferir la consciencia individual a un soporte
artificial.
Por último, ya en
2045, Itskov espera que se haya avanzado lo suficiente en la investigación de
la mente humana como para que sea posible liberarse por completo de la forma física. Su objetivo es nada
menos que la transformación de la humanidad en algo nuevo e inmortal: “Creemos
que es posible y necesario para eliminar el envejecimiento y hasta la muerte, y
para superar los límites fundamentales de las capacidades físicas y mentales
establecidos actualmente por las restricciones del cuerpo físico”.
Aparte de los límites
científicos y éticos, Itskov se enfrenta a un problema de financiación, pues
para llevar adelante sus propósitos necesita ingentes cantidades de dinero. Su
campaña de recaudación no le está dando los frutos esperados, aunque ha
conseguido embarcar en el proyecto a científicos y filántropos de Rusia,
Estados Unidos, Reino Unido y Canadá, entre los que destaca Ray Kurzweil, director de Ingeniería de
Google. Por eso ha decidido enviar una carta abierta al secretario
general de la ONU, Ban Ki-moon,
pidiéndole apoyo.